Tal vez te preguntas cómo se produjo el techo de cristal y por qué sigue existiendo el conjunto de elementos de nuestra sociedad que han contribuido a la creación de tales barreras para las mujeres.
Los techos de cristal que sufren las mujeres a escala mundial son claramente el resultado de prejuicios inconscientes transmitidos intergeneracionalmente.
Todas las antiguas creencias instintivas sobre la etnia, el género, la religión, la riqueza, la edad, la sexualidad, la clase social son perjudiciales, aunque tengan un origen involuntario.
Ejemplos que reflejan por qué existe el techo de cristal femenino.
- Tanto los hombres como las mujeres que ocupan puestos de supervisión tienen dos veces más probabilidades de colaborar con más chicos que con chicas.
- Los hombres tienen más probabilidades de llegar a puestos de supervisión.
- Un porcentaje menor de puestos de supervisión son ocupados por mujeres adultas.
- Las mujeres tienen más probabilidades de ser contratadas con currículum ciego que no muestran el sexo del candidato al trabajo.
- En las empresas en las que la mayoría de los supervisores son varones, la mitad de los hombres de la empresa ven a las hembras bien representadas.
¿Por qué existe un techo de cristal?
Si los registros de rendimiento y las cartas de recomendación de personas que desean acceder al puesto de trabajo no son anónimas, no son un currículo ciego, entonces los directivos varones (mayoritriamente representdos en los altos puestos de dirección) fomentarán la existencia del techo acristalado seleccionando a otros hombres para formar parte de los altos puestos de dirección , se fomenta así las disparidades habituales entre los sexos en el lugar de trabajo.
Los reclutadores, expertos en recursos humanos, directores de contratación y también ejecutivos a la hora de evaluar los currículos de los aspirantes deben sentirse más atraídos por aquellos que pertenecen a su mismo sexo. Por tanto, si la mayoría de directivos son hombres, tendrán a potenciar el ascenso profesional de los hombres frente al de las mujeres , sufriendo estas las dificultades del techo de cristal.
Porque para las personas en una posición de poder y autoridad, trabajar con alguien con quien creen tener una conexión mayor se convierte en un elemento necesario, pero tener una conexión mayor o mayor confianza en que se ejercerá bien el trabajo no tiene por qué significar que las mujeres directivas no sean dignas de confianza, pese a lo que se conoce en entornos que no entienden lo que se define como machismo.
Por la mejora económica del negocio, las empresas deberían contratar o ascender a personas que aporten un mejor currículum ciego que encaje en el grupo existente, con el fin de no caer en el estereotipo sexista del eterno femenino explicado por Simone de Beauvoir.
Las solicitudes con nombres de origen afroamericano tienen menos de probabilidades de recibir una llamada de respuesta que las solicitudes con nombres de origen racial blanco sufriendo lo que Jane Hyun llamó el «techo de bambú».
Los roles sexuales estereotipados son construcciones sociales se aprecian en esta segregación se hace evidente entre los trabajos de oficina y también los administrativos, en los que las mujeres componen la mayoría de la plantilla, en comparación con los trabajos artesanales, en los que las mujeres componen la minoría de la plantilla sufriendo el «gueto de cuello rosa» en el que los trabajos de cuello rosa estaban peor pagados que los de cuello azul ( que requieren menor formación académica) y también los de cuello blanco desempeñados por hombres, cuyos efectos se reflejan incluso en los informes sobre cómo reducir la brecha salarial de género.
Hay muchas pruebas de que el sexismo ha sido el factor que más ha impedido que muchas mujeres cualificadas alcancen su pleno desarrollo profesional y su correcto lugar de trabajo y, también, para elevar el empoderamiento femenino en la empresa.
CONCLUSIÓN
Se han dado grandes pasos hacia la igualdad en el lugar de trabajo pero, incluso hoy, muchas mujeres se encuentran con obstáculos muy injustos para avanzar merecidamente en sus profesiones. Aunque las mujeres han superado a los hombres en logros educativos, están muy poco representadas en los trabajos mejor pagados.
Puede que sean las candidatas idóneas para el ascenso laboral, porque diponen de credenciales pertinentes, dotadas de experiencia y mentalidad de empoderamiento, pero verán cómo compañeros de trabajo menos competentes les pasarán promocionalmente hacia puestos superiores.
Las necesidades de cuidado de los niños, las tareas domésticas y otras tareas de la vida más allá del trabajo recaen en mayor medida en las mujeres que en los hombres. Las ocupaciones mejor pagadas son más exigentes y requieren más tiempo de dedicación. Las mujeres lo tienen más difícil con esta inflexibilidad debido a que siguen siendo demasiado responsables del cuidado del hogar, incluyendo la crianza de los niños.
Para la mujer actual, trabajadora y empoderada, los techos de cristal permanecen como un problema sistémico, porque impregnan la cultura de la empresa y los organizadores de las altas esferas renuncian a resolver el problema.
En estos casos, la élite masculina incluso pretende negar que exista un techo de cristal que conocemos pos sus datos estadísticos, pero ¿qué se puede hacer para romper el techo de cristal femenino?, encontrarás más entradas informativas en el blog para feministas.
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